HIJO, ESTÁ FIRME Y ESPERA EN MI.
QUÉ COSA SON PALABRAS, SINO PALABRAS? POR EL AIRE VUELAN, NO HIEREN AL QUE ESTÁ FIRME........
....... MAS OYE MIS PALABRAS, Y NO TE PREOCUPARÁS DE CUANTAS DIJEREN LOS HOMBRES.
San Juan Crisóstomo, en su profunda sabiduría, ofrece una perspectiva sobre cómo enfrentar la injusticia y el sufrimiento que surge de la maldad humana. En su reflexión, nos recuerda el triste episodio en el que, a petición de una hija y una madre corrompidas, se ordenó la decapitación de Juan el Bautista. A pesar de la gravedad de este acto, Dios no actuó con castigo inmediato, sino que permitió que el justo recibiera una corona más gloriosa. Este sufrimiento, tan injusto y doloroso, se convierte en un símbolo de consuelo para todos aquellos que, a lo largo de la historia, han enfrentado injusticias similares. San Juan Crisóstomo nos invita a mantener la fortaleza y la fe, comprendiendo que incluso los actos más atroces no deshacen el propósito divino y la recompensa eterna para los justos que sufren por defender las leyes de Dios.
“Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.” Y Dios lo permitió, no lanzó su rayo desde lo alto de los cielos para devorar a ese rostro insolente; no ordenó a la tierra que se abriera para engullir a los invitados a este banquete horrible. Dios dio así una corona más bella al justo y dejó una magnífica consolación a los que, en el futuro, serían también víctimas de semejantes injusticias. Escuchemos, pues, todos los que a pesar de nuestra vida honesta, tenemos que sufrir de parte de los malvados… El más grande de los nacidos de mujer (Lc 7,28) ha sido asesinado a petición de una hija impúdica, de una mujer perdida; Y todo ello por haber defendido las leyes divinas. Que estas consideraciones nos hagan soportar valientemente nuestros propios sufrimientos.